El mito de Eros y Psique
Psique (o psiquis) es una joven y bella princesa, tan bella que Afrodita por celos trama un plan y pide a su hijo Cupido que la haga sentir amor por algún hombre mucho menos agraciado que ella.
Sin embargo, el resultado no es el esperado y Cupido es el que se enamora de Psique.
Al tanto, los padres de Psique viven en la preocupación, ya que la joven es tan bella que intimida a sus pretendientes, los cuales no reúnen el valor suficiente para cortejarla. Marchan al oráculo de Apolo para pedir guía sobre sus preocupaciones con la joven y bella Psique y éste les pide que la dejen en una montaña vestida de novia, pues un pretendiente que en apariencia sería terrible llegaría a pedir su mano.
Al llegar a la montaña una fragancia y un viento la guían hasta un valle en el cual encuentra un hermoso palacio en el cual habita, y es allí donde Cupido, colándose en su habitación, la visitaría cada noche amparado por la oscuridad para hacerle el amor sin revelar su identidad.
Al tiempo, las preocupadas hermanas de Psique dan con ella gracias a la guía de Cupido, que se apiada de ellas. Mas le pide a Psique que no haga caso de sus hermanas, si estas le piden que revele su identidad, mantener el secreto de la identidad de su marido es la única forma en que ese matrimonio puede celebrarse cada noche.
La inmensa envidia que producía la privilegiada suerte de Psique en sus hermanas les hizo preocupar a Psique haciéndola creer que se acostaba con una enorme serpiente que terminaría por devorarla.
Preparada para matarlo una noche mientras duerme, al encender la lámpara y ver al joven alado y su sublime belleza el miedo se convierte en amor y se enamora más de él todavía, pero la mala fortuna hace que aceite hirviendo de la lampara caiga sobre Cupido, y este indignado y defraudado por la desobediencia de su amada decide abandonarla.
Psique, totalmente apesadumbrada y encinta de Cupido, vaga en su búsqueda, hasta llegar a Afrodita, que le pide realizar cuatro tareas casi imposibles para recuperar a Eros:
En un primer encargo, le pide separar una cantidad inimaginable de cereal y semilla en un solo día, a lo cual le ayudaron las hormigas, apiadándose de ella.
La siguiente tarea imposible sería conseguir lana ovejas asesinas. Un viento le susurra que debe esperar a que duerman y recoger la lana de los matorrales en que ha quedado enganchada.
A superar el tercer encargo le ayuda el águila de Zeus, que recoge agua de los manantiales del Estigia.
Por último debe conseguir a Afrodita el cofre de belleza de Perséfone, y debe recuperarlo de los infiernos, y lo conseguirá de nuevo con ayuda sobrenaatural.
Más habiendo conseguido todo, al abrir el cofre de Perséfone queda en un sueño casi mortecino del que no consigue despertar. Cupido mientras tanto, ya no está dolido con Psique y la añora hasta tal punto que parte en su encuentro y consigue retener esa nube de sueño de nuevo en el cofre de Perséfone y despertar a su amada con una de sus flechas.
Zeus concede permiso a Psique para vivir en el Olimpo como esposa inmortal de Eros, y allí es donde nacerá Placer, (Voluptas) su hijo.
El mito de Eros y Anteros
Venus se quejaba a Temis (titánide de la justicia) de que su hijo Eros se mantenía siempre como niño, sin crecer. Ante lo cual Tenis, la titánide de la justicia, respondió que no crecería mientras no tuviera otro hijo. Entonces su madre le dio por hermano a Anteros, con lo cual comenzó a crecer.
Eros es el dios que produce o inspira esa intangible afinidad entre los seres que les lleva a la unión y procreación. Transciende más allá de lo humano, a los animales, a las plantas e incluso a minerales y líquidos, es el responsable de la unión de toda la creación. Su poder es infalible, ya que ningún ser está al margen ni puede apartarse de su influencia divina.
En contrapartida en el mundo divino se opone Anteros al poder de unión de Eros, siendo la aversión y la antipatía los atributos del poder que inspira en todos los seres con el propósito de evitar el caos, distanciando a aquellos no siendo de iguales naturalezas sientan afinidad.
El altar de Anteros, cerca de la Acrópolis en Atenas narraba la siguiente historia como paradigma del sentimiento mezquino que Anteros puede llegar a infundir y que motivo la construcción de dicho altar:
Melés, un joven ateniense, era objeto del amor de Timágoras, el cual fue rechazado, y puesto a prueba, pues Melés le pidió arrojarse desde la Acrópolis. Timágoras lo hizo y murió destrozado contra el suelo. Al observarlo Melés, su arrepentimiento fue tal que también decidió tirarse desde el mismo sitio y terminar así con sus remordimientos.
Se representaba a Anteros, como a su hermano Eros, bajo la figura de un niño alado portando arco, carcaj y flechas.
El mito de Eros y la persecución de Tifón
El duodécimo signo del Zodiaco, Piscis, está compuesto por dos peces que fueron colocados en el cielo en relación a un mito protagonizado por Eros (Cupido) y su madre Afrodita (Venus).
Durante la guerra de los dioses contra los titanes por el Monte Olimpo, Afrodita y su hijo Eros, fueron sorprendidos por el monstruo Tifón (Tifoé) que era capaz de destruir todo a su paso, pues podía abrasar con su mirada, provocar huracanes con el batir de sus alas y terremotos con sus pisadas. Afrodita y Eros se ocultaron entre la vegetación del río Eufrates entonces, fueron dos peces gemelos los que les llevaron a lomos suyos a la orilla contraria del río, poniéndoles así a salvo del temido Tifón.
Existe una segunda versión de este mito que cuenta que fueron los propios Afrodita y Eros quienes se convirtieron en peces para llegar a la otra orilla. En cualquier caso los peces ganaron su lugar en el firmamento y quizá sea por la existencia de este por la que en la antigüedad, los sirios no comían peces, al considerarlos animales sagrados.
Erató: La musa inspirada por Eros
Las jóvenes y bellas musas eran hijas de Júpiter y Mnemósine (Memoria) y al igual que las Gracias, participan de las reuniones, festines y conciertos de los dioses en el Olimpo.
Cada una de las nueve musas tiene sus atribuciones tanto en la Tierra como en el Olimpo.
Erató es la musa a la cual inspira Eros, y es la musa de la poesía lírica y anacreóntica, que canta a los placeres de la vida, el vino y el amor.
Se la representa como una joven ninfa viva y locuela, coronada de mirtos y rosas; porta una lira en la izquierda (en ocasiones una cítara) y un arco de violín en la derecha; aparece alguna vez un querubín junto a ella y dos tórtolas que se picotean a sus pies.
Representación: Eros en el arte
La representación más frecuente que encontramos de Eros en el arte es la de un niño alado despreocupado y con aire malicioso, armado con un arco y un carcaj lleno de flecha flameantes.
En otras representaciones le podemos encontrar portando una lira, una antorcha o con casco, una lanza y una corona de rosas que simboliza los placeres que Eros representa.
En ocasiones es ciego, como el amor, que no repara en las tribulaciones de la razón, u oculta sus ojos tras una venda cuando se le representa junto a la diosa Fortuna.
Trasciende los elementos y prevalece sobre todos los seres, por ello se le muestra a lomos de muchos animales y en tierra, fuego, mar y aire.
Es corriente verle representado junto a su madre, la cual le abraza contra su pecho o le zarandea jovialmente.
Siente predilección por el cisne, que es el animal preferido de su madre, al cual monta y besa su largo cuello.
Le podemos encontrar entre Hercules y Mercurio, como símbolo del poder de la elocuencia y el valor en el amor.
Eros y Cupido: Significado en Grecia y Roma
En Grecia, Eros llegó a significar amor como concepto poético, mientras que su traducción no literal en mitología romana o latina, Cupido, hacía referencia al deseo y la pasión relacionadas con el amor siendo una traducción más literal la de Ia palabra griega Imeros.
Así pues, autores griegos como Hesiodo, Parménides o Aristófanes le harían referencia como Eros mientras que los autores latinos Ovidio o Higinio hablarían de Cupido.
El nacimiento de Eros
Cupido, según la mayoría de poetas fue fruto de la unión de Afrodita y Ares, o Venus y Marte en mitología latina. Simónides hace referencia a Eros como «el niño implacable que ella tuvo con Ares.» Zeus (Jupiter) habiendo sido afectado ya por la influencia del pequeño Eros pretendió acabar con él, sin embargo su amante madre lo escondió en un bosque donde creció libre, amamantado por animales salvajes.
Quién escribió el mito de Eros
Hesiodo (700 a.C.) fue un poeta griego, considerado como el primer filósofo. Es el primero que compiló la tradición oral mitológica en obra escrita, tal como hizo Esopo con las fábulas, sirviendo así de referente para el desarrollo posterior de la literatura y de la mitología. La primera referencia que se halla escrita acerca de Eros, es la que encontramos en su Teogonía. Eros fue considerado el cuarto dios en existir tras Caos, Gea y Tártaro.
Otros autores posteriores hacen referencia a Eros y su nacimiento, como Aristófanes, quien relata su nacimiento o Parménides, quien lo considera el primer dios a diferencia de Hesiodo.
Eros y Tánatos: Los mitos en la psicología moderna
Es Sigmund Freud quien habla de la relación entre Eros y Tanatos, como la representación de la dualidad humana que comprende las pulsiones de vida y muerte en su obra Más allá del principio del placer (1920).
No son los autores clásicos, que compilan las primeras narraciones mitológicas, quienes hablan de esta relación, algo quizá que se presupone comúnmente de forma errónea.
Eros hace referencia a las pulsiones de vida, que tienen a constituir unidades cada vez mayores y a mantenerlas en relación, no solo se refieren al sexo, sino a la autoconservación y la afirmación del yo.
Tánatos por contra, hace referencia a las pulsiones de muerte, que son aquellas que buscan la vuelta del ser vivo a su estado inorgánico. Tienen dos vertientes, la interior, que tiende a la autodestrucción y en segundo lugar, la vertiente exterior, que se encuentra en forma de pulsión agresiva o destructiva.