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La parietaria y el tomillo de Tomás de Iriarte




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La parietaria y el tomillo

Yo leí, no sé dónde, que, en la lengua herbolaria
saludando al Tomillo la hierba Parietaria,
con socarronería le dijo de esta suerte:
– Dios te guarde, Tomillo: lástima me da verte;
que, aunque más oloroso que todas estas plantas,
apenas medio palmo del suelo te levantas.
Él responde: – Querida, chico soy, pero crezco
sin ayuda de nadie. Yo sí te compadezco,
pues, por más que presumas, ni medio palmo puedes
medrar, si no te arrimas a una de esas paredes
Cuando veo yo algunos que de otros escritores
a la sombra se arriman, y piensan ser autores
con poner cuatro notas o hacer un prologuillo,
estoy por aplicarles lo que dijo el Tomillo.

Fin de La parietaria y el tomillo de Tomás de Iriarte.

Moraleja

Nadie pretenda ser tenido por autor, sólo con poner un ligero prólogo o algunas notas a libro ajeno.

Curiosidades sobre la vida y obra de Tomás de Iriarte

Entre 1769 y 1772 intervino en el proyecto de reforma del teatro que había emprendido el conde de Aranda, al igual que su hermano Bernardo, con el fin de aportar un repertorio nuevo ajustado a las normas y educador, mientras que patrocinó diversas empresas para mejorar el mundo del teatro (escuela de cómicos, nuevos decorados, arreglo de los coliseos). En este plan se incluía la traducción de piezas extranjeras para representar tanto en los teatros de los Reales Sitios, como en los públicos de Madrid. En él colaboró el joven Iriarte con la traslación de obras de Destouches (El malgastador), de Voltaire (La escocesa, El huérfano de la China) y de otros dramaturgos franceses. La música fue también una de sus principales aficiones y distracciones, ya que desde su etapa juvenil de Canarias tocaba el violín y el bandolín. Aunque nunca tuvo profesor, aprendió de manera autodidacta en los manuales a los que tuvo acceso y con el trato del maestro de la capilla de la Encarnación, don Antonio Rodríguez de Hita, gran amigo suyo.