La cabra y el caballo de Tomás de Iriarte

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Lee la fábula para niños La cabra y el caballo de Tomás de Iriarte, comprende las enseñanzas de su moraleja final y descubre también alguna curiosidad sobre la vida y la obra de su autor, Tomás de Iriarte. Si quieres, puedes dejar que nuestro lector automático lea esta fábula para ti, disfruta gratis del placer de la lectura de La cabra y el caballo.

La cabra y el caballo

Estábase una Cabra muy atenta
largo rato escuchando
de un acorde violín el eco blando.
Los pies se la bailaban de contenta,
y a cierto Jaco que, también suspenso
casi olvidaba el pienso,
dirigió de esta suerte la palabra:
– ¿No oyes de aquellas cuerdas la armonía?
Pues sabe que son tripas de una Cabra
que fue en un tiempo compañera mía.
Confío, ¡dicha grande!, que algún día
no menos dulces trinos
formarán mis sonoros intestinos.
Volviose el buen Rocín, y respondiola:
– A fe que no resuenan esas cuerdas
sino porque las hieren con las cerdas
que sufrí me arrancasen de la cola.
Mi dolor me costó, pasé mi susto;
pero, al fin, tengo el gusto
de ver qué lucimiento
debe a mi auxilio el músico instrumento.
Tú, que satisfacción igual esperas,
¿cuándo la gozarás? Después que mueras.
Así, ni más ni menos, porque en vida
no ha conseguido ver su obra aplaudida,
algún mal escritor al juicio apela
de la posteridad, y se consuela.

Fin de La cabra y el caballo de Tomás de Iriarte.

Moraleja

Hay malos escritores que se lisonjean fácilmente de lograr fama póstuma, cuando no han podido merecerla en vida.

Curiosidades sobre la vida y obra de Tomás de Iriarte

Hacia 1786 escribió en prosa un opúsculo titulado Carta al R. P. Fray Francisco de los Arcos que publicó con el seudónimo de Juan Vicente, y el romance heroico La paz y la guerra, con motivo del nacimiento del infante. Preparaba por entonces su primera Colección de obras en verso y en prosa, que se publicó en 1787 en Madrid, en seis volúmenes, en una edición que se hizo por suscripción popular. En la lista de suscriptores estaban los personajes más influyentes de la política y de la cultura (los duques de Alba, la condesa-duquesa de Benavente, Campomanes, Cabarrús, Clavijo y Fajardo, Jovellanos…).