Fabula infantil El ratón y el buey de Aviano con moraleja final. Para niños, y no tan niños. Buena lectura.
Se cuenta que un pequeño ratón que andaba errante se atrevió a herir a un buey de gran tamaño con sus minúsculos dientes. Tras haber infligido la herida con su mordedor hocico, se refugió seguro en sus escondrijos. El buey, aunque amenazó fieramente con su enorme testuz, no vio, sin embargo, a quién podía atacar. Entonces el ratón, censurando con estas justas palabras al indignado buey, esquivó con habilidad sus hostiles amenazas:
«No por haberte otorgado unos miembros grandes tus padres dotaron de eficacia a tus fuerzas. Aprende, sin embargo, qué confianza hay en un humilde hocico y cómo la gente pequeña hace lo que quiere hacer».
Fin de El ratón y el buey de Aviano