Lee la fábula para niños El lobo y el pastor de Tomás de Iriarte, comprende las enseñanzas de su moraleja final y descubre también alguna curiosidad sobre la vida y la obra de su autor, Tomás de Iriarte. Si quieres, puedes dejar que nuestro lector automático lea esta fábula para ti, disfruta gratis del placer de la lectura de El lobo y el pastor.
El lobo y el pastor
Cierto Lobo, hablando con cierto Pastor,
– Amigo, le dijo, yo no sé por qué
me has mirado siempre con odio y horror.
Tiénesme por malo; no lo soy, a fe.
Mi piel en invierno, ¡qué abrigo no da!;
achaques humanos cura más de mil,
y otra cosa tiene, que seguro está
que la piquen pulgas ni otro insecto vil.
Mis uñas no trueco por las del tejón,
que contra el mal de ojo tienen gran virtud;
mis dientes ya sabes cuán útiles son,
y a cuántos con mi unto he dado salud.
El Pastor responde: – Perverso animal,
¡maldígate el cielo, maldígate, amén!
Después que estás harto de hacer tanto mal,
¿qué importa que puedas hacer algún bien?
Al diablo los doy
tantos libros lobos como corren hoy.
Moraleja
El libro que de suyo es malo, no deja de serlo porque tenga tal cual cosa buena.
Curiosidades sobre la vida y obra de Tomás de Iriarte
Su última creación fue la pieza Guzmán el Bueno, estrenada en Cádiz en 1790 y representada con éxito en Madrid el 8 de marzo de 1791. Con ella vuelve a utilizar una fórmula de teatro lírico, que se estaba asentando en España como nuevo género: el melólogo, soliloquio o «escena trágica unipersonal», que tenía un acompañamiento musical entre las partes habladas por un único actor. Samaniego mostrará sus reservas sobre esta nueva fórmula lírico-escénica, en una Carta sobre el melólogo (1792), a la que acompañaba una Parodia de «Guzmán el Bueno», soliloquio o monólogo, o escena trágico-cómico-lírica unipersonal, modalidad burlesca de este género melódico. Como no mejoraba de su enfermedad, decidió retornar a Madrid. Aquí falleció el 17 de septiembre de 1791.