El leon y el aguila de Tomas de Iriarte

El león y el águila de Tomás de Iriarte




Lee la fábula para niños El león y el águila de Tomás de Iriarte, comprende las enseñanzas de su moraleja final y descubre también alguna curiosidad sobre la vida y la obra de su autor, Tomás de Iriarte. Si quieres, puedes dejar que nuestro lector automático lea esta fábula para ti, disfruta gratis del placer de la lectura de El león y el águila.

El león y el águila

El Águila y el León
gran conferencia tuvieron
para arreglar entre sí
ciertos puntos de gobierno.
Dio el Águila muchas quejas
del Murciélago diciendo:
– ¿Hasta cuándo este avechucho
nos ha de traer revueltos?
Con mis pájaros se mezcla,
dándose por uno de ellos,
y alega varias razones,
sobre todo, la del vuelo.
Mas, si se le antoja, dice:
– Hocico, y no pico tengo.
¿Como ave queréis tratarme?,
pues cuadrúpedo me vuelvo.
Con mis vasallos murmura
de los brutos de tu imperio
y cuando con éstos vive,
murmura también de aquéllos.
– Está bien, dijo el León,
yo te juro que en mis reinos
no entre más.
– Pues en los míos,
respondió el Águila, menos.
Desde entonces, solitario
salir de noche le vemos,
pues ni alados, ni patudos
quieren ya tal compañero.
Murciélagos literarios
que hacéis a pluma y a pelo,
si queréis vivir con todos,
miraros en este espejo.

Fin de El león y el águila de Tomás de Iriarte.

Moraleja

Los que quieren hacer a dos partidos suelen conseguir el desprecio de ambos.

Curiosidades sobre la vida y obra de Tomás de Iriarte

Tomás de Iriarte publicó las Fábulas literarias, dada su cercanía al poder político, en la Imprenta Real en 1782. A pesar de lo recelos y polémicas que provocaron, alcanzaron un gran éxito editorial. El mismo año de 1782 hizo una segunda edición, sin variantes, en Barcelona en la oficina de Eulalia Piferrer para el activo mercado catalán. Siguió su camino en México (1784, 1785), Madrid (1787, 1792), Gerona (1792), Barcelona (1796), y de nuevo Madrid (1802) y Gerona (1803). No me consta que ninguna de ellas estuviera favorecida por las ilustraciones como las de Samaniego.