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El asno y su amo de Tomás de Iriarte




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El asno y su amo

«Siempre acostumbra hacer el vulgo necio
de lo bueno y lo malo igual aprecio;
yo le doy la peor, que es lo que alaba».
De este modo sus yerros disculpaba
un Escritor de farsas indecentes;
y un taimado Poeta que lo oía,
le respondió en los términos siguientes:
– Al humilde Jumento
su Dueño daba paja y le decía:
«Toma, pues que con esto estás contento».
Díjolo tantas veces, que ya un día
se enfadó el Asno y replicó: – Yo tomo
lo que me quieres dar; pero, hombre injusto,
¿piensas que sólo de la paja gusto?
Dame grano y verás si me lo como.
Sepa quien para el público trabaja,
que tal vez a la plebe culpa en vano;
pues si, en dándola paja, come paja,
siempre que la dan grano, come grano.

Fin de El asno y su amo de Tomás de Iriarte.

Moraleja

Quien escribe para el público y no escribe bien no debe fundar su disculpa en el mal gusto del vulgo.